GALLETA II, ‘vasija pequeña con un caño torcido para verter el líquido que contiene’, palabra hermana del cat. galleda ‘cubo’, fr. ant. y dial. jalaie ‘medida para líquidos’, ‘cubo’, engad. gialaida, lomb. galeda, it. merid. gaȓȓetta, rum. găleată ‘cubo, especialmente para leche’, antigua voz romance que pasó también a las lenguas germánicas y eslavas, de origen desconocido.
1.ª doc.: doc. de 1062-63, zona de Boltaña, Alto Aragón, Homen. a M. P. II, 101 (galleta de bino).
‘Jarra de cobre para repartir vino’ en la Alberca (Salamanca), RDTP VIII, 158. Hay algún ej. de Castilla1, adonde parece haber pasado, como vocablo conventual, en el sentido indicado por Aut.: en J. Ruiz se lee que los conventos de frailes «tienen grand la galleta e chica la campana», es decir, beben mucho y descuidan la oración (1251d, comp. el proverbio «el fraile cucarro, deja la misa y vase al jarro»); está una vez en el Canc. de Baena (W. Schmid); APal., 174d, 232d, 515d; en la 2.ª parte, anónima, del Lazarillo se habla de una persona que, para hacerse bien ver, anda siempre acompañada «de una buena galleta de unos buenos frutos» (Rivad. III, 91); más tarde es el «jarro de palo en que sirven el vino a la mesa de la nao», G. de Palacio, 1587, 144v°; pasó a la Arg. en el sentido de ‘calabaza chata, redonda y sin asa, para tomar el mate amargo’ (Tiscornia, M. Fierro coment., p. 439; A. Ghiraldo, La Prensa, 29-XI-1942). El port. galheta parece ser palabra reciente (ya Moraes), de origen castellano, a juzgar por su lh.
El cat. galleda ‘cubo de uso doméstico, etc.’ es palabra de uso general en el Principado; hoy tiene bastante extensión la variante galleta, muy generalizada en el dialecto occidental (Pallars, Andorra, Fraga; Borjas Blancas) y en Tarragona2, pero en el Alto Pallars es palabra tenida por forastera, introducida en lugar del antiguo farrat (anotado así en Farrera, Àreu y Estaon), luego es posible que sea forma de procedencia aragonesa3; no puede sospecharse lo mismo del cat. Orient. galleda, arraigado desde antiguo en el idioma y documentado ya en el S. XII (Ag.). En Francia, jalaie y sus sucesores modernos son exclusivos de la lengua de Oïl, hoy extendidos sobre todo en los dialectos del NE., S. y SO. (FEW IV, 35). El vocablo reaparece en Engadina y la Sobreselva, en Istria, la Lombardía, y en todo el Sur de la península italiana, desde los Abruzos hasta Pulla y Calabria; para detalles acerca de las formas italianas, vid. Rohlfs, EWUG, n.° 418; Jud, BDR III, 77n. Desde Istria el vocablo pasaría al croato costeño gòlida ‘recipiente de madera para ordeñar o para dar de beber a las ovejas’ (Skok, ZRPh. LIV, 204), y desde el rum. găleată ‘cubo’ al magiar y al polaco (Candrea, Rom. XXXI, 311-2). Más antiguo es en germánico, donde el alem. gelte (hoy vivo en el Sur y en Renania), a. alem. ant. gellita, supone una base *GALLୱDA, mientras que el ags. gellet responde a GALLୱTA, diferencia explicable porque el alto alemán se mantuvo en contacto íntimo con el romance hasta más tarde que el anglosajón, cuando la pronunciación neolatina ya había sonorizado las sordas intervocálicas (Gamillscheg, R. G. I, p. 23).
En cuanto a las diversas formas romances, todas suponen una base fonética GALLୱTA, documentada ya en una glosa trasmitida por un manuscrito casinense del S. X («cratera, vas vinarium», CGL V, 564.48); sólo la española y las del Sur de Italia (galletta, gaȓȓetta) parecen responder más bien a *GALLETTA, pero sólo en apariencia, pues en España la conservación de la -T- se explicará por aragonesismo y en el Sur de Italia por influjo secundario del sufijo diminutivo.
De donde venga este GALLୱTA se ignora del todo. Es inaceptable partir del lat. GALĔA ‘casco’, aunque éste aparezca alguna vez en el sentido de recipiente, pues las audaces combinaciones de Brüch (ZRPh. XXXVIII, 690; LI, 479-82; LV, 502-3) de ninguna manera logran explicar la terminación. Menos alejado formalmente quedaría el gr. Ɣαυλίς, acusativo Ɣαυλίƌα, ‘cubo de ordeñar’ (Rohlfs; y ya Settegast, RF I, 246-7), y en rigor podría admitirse que el influjo de Ɣάλα ‘leche’ lo convirtiera en *Ɣαλίƌα, cuya λ pudo duplicarse por un fenómeno de correspondencia fonética registrado en otros helenismos (V. CALLAR), pero todavía faltaría explicar la -T-, postulada claramente por la mayoría de los romances, y esto lleva a dudar de todo lo demás. El origen germánico defendido por Th. Braune (ZRPh. XLII, 147) es inverosímil y no lo aceptan los germanistas (Kluge, s. v. gelte). V. además GALÓN II.
1 Oelschl. cita un masculino 4 galletos de vino, en doc. de Cardeña de 1014.― ↩
2 Krüger, Hochpyr. A, II, 327; BDC IV, 28; VI, 45; BDLC VI, 72.― ↩
3 En el País Valenciano se emplea más bien poal PUTEALE. ↩